El amor de los nadie
Hace días hable con un
muchacho que conocí esperando un autobús me dijo que necesitaba sentir la devoción del mundo. Sé a lo que se
refería, la belleza del mundo cayendo con la violencia del amor sobre el rostro
de una mujer que no contiene nada dentro de sí misma, otros seres habrán podido
detener antes el palpito de nuestros cansados ídolos, la ternura de la soledad,
una estatua enorme que se erigía sobre todos los hombres como la verdad, como
dios mismo cerrando la boca de los incrédulos, una melancolía que en realidad
era amor. El nocturno de Chopin es posiblemente la
única pieza musical que sabe cómo detener el tiempo, justo como lo hace el
amor, justo como lo hace la mirada enamorada de una mujer que quiere demasiado, que deja crecer en su boca El amor de los nadie. El amor es el primer paso para aprender a
querer, el enamoramiento primero nos arrastra
a la sumisión de los sentidos, dejarlo todo, querer alcanzar ese amor cóncavo, ese amor pequeño y
reflexivo que sentimos se ha ido hace tiempo muy lejos, muy lejos, y está en un lugar donde los despojos de la
carne son bromas sobre la verdad, hermosas bromas sobre las burbujas del océano
y la espuma de las olas, enamorarse es aceptar que cada uno por separado vamos
a ser una dimensión que juntara con la tristeza del amor nuestros corazones, algo tan superior que no podemos
hablar de ello porque es posible que nuestro basto lenguaje incapaz de mover
una sola pestaña frente al amor se marchite y no exista, cosas que no hemos
nombrado jamás, heridas tan profundas que de ningún modo serán conocidas,
aberturas tan amplias dentro de los ligamentos de la carne que nunca podrá
zafarse de nosotros la suprema sensación de humildad y ese miedo inmenso de no
amar nunca más. Hay días en que no siento pena, pienso; la humanidad, que
grande espacio entre la luz y la luz.
Trato de creer en ese amor, sé
que he sido pobremente participe de él,
no pienso morir jamás, y mi amor tampoco porque es un amor sin destinatarios,
un amor tan extraño que se me sale de las manos mientras camino, un amor que se
pega en las cosas un amor que se queda enredado en los botones de los abrigos y
jamás deja de descocerse, un pobre amor muy cierto. Quiero creer en él, pero
después de la propagación de mi amor, que no se apaga nunca vuelvo a casa, y
veo con tristeza que el 14 de marzo ha sido el día más trágico que he tenido en
años, mi carne está hecha de santos, mi abuela era una santa que alimentaba 12 niños ajenos y era castigada y rechazada por amar, mi madre ha llegado a las 10
de la mañana después de un día y una noche en el hospital cuidando a mi hermano
adolorido, mi vecina llega a mi casa
llorando y cojeando, hace menos de un mes le dijeron que debían intervenirla
porque la pobre tenía un problema muy serio en la vesícula, cuando llego el día de su cirugía, fue
remitida al quirófano y en el paseo con silla de ruedas pensó en medio de su
dolor abdominal y su insoportable molestia que todo iba a estar bien; en la
cirugía le extirparon las trompas de
Falopio y le halaron el útero, mordisquearon sus vísceras y luego dejaron
dentro de ella un par de algodones pudriéndose, todavía no le extirpan la
vesícula ni le ayudan, se arrastra hasta
mi casa quejándose mucho de su dolor, pidiendo auxilio, mamá la cuida aunque
hace más de 24 horas no duerme ni descansa, ora por ella, impone manos, le prepara
un agüita para los nervios, consigue el numero del esposo de mi vecina y lo
llama, le pide con carisma sin igual que venga pronto porque la señora B se ha
puesto mal de nuevo, se vuelve hacía ella y le sonríe como diciéndole que todo
se va a poner bien, y cuando ha acabado de curar sus heridas emocionales y la
ha dejado en su casa esperando a su marido, recibe con alegría a su vecina
predilecta una mujer de más de 50 años, sin hijos, ni esposo, ni padres, ni
casa, ni pensión, ni un seno, porque a veces el cuerpo humano no tiene
compasión consigo mismo y decide auto mutilarse con amor, con un amor inútil
similar al de la humanidad, mamá le consigue un empleo de un día para que tenga
algo de dinero, mamá recibe llamadas tristes todo el tiempo porque ella es una sanadora, una
protectora de los desamparados, no está interesada en nada, no quiere evitar el
mal, no huye de los placeres de la carne porque a ella no le queda tiempo para
eso, ella piensa en hacer el bien. Unos familiares cercanos acaban de sufrir
una calamidad; su primo (sobrino, nieto) de 14 años muere, mamá envía un -que
triste- y consuela por teléfono a mi prima. La semana pasada encontraron en un
humedal a una niña de mi familia, una niñita que nunca conocí y a quien yo no
recuerdo, pero mamá si y por eso ella consuela a la familia y no yo. El sobrino
de una de las mejores amigas de mi madre murió la semana pasada, uso una
jeringa infectada y su pobre cuerpo casi adolescente patino sobre la tierra y
luego bajo ella y después de hacer una
caminata supra lunar por los rincones más habitados de sí mismo, murió, mamá
consuela.
Una rubia acuerpada que vive
al final de mi calle vino a la ciudad y
se comprometió con un anciano de 83 años porque le prometieron que si lo
cuidaba hasta la muerte iban a darle una buena parte del dinero de la pensión,
el viejo se suponía no tenía más de 4 meses aquí en este lado, hace más de un
año, ella vive con el viejo, viene a casa llorando y dice que no soporta más
eso, que va a buscar un trabajo, que va a abandonar al viejo, que ya no le
interesa la pensión, es muy infeliz, mamá hace agua aromática y la consuela.
Mamá es parte de una dinastía
de la Santidad que no para nunca las obras, ella hace parte de una raza
compasiva creada y evolucionada en comprensión, mi madre no soporta mi insomnio
ni mi cansancio, es una buena mujer, sencilla y bonita, mucho más bonita que
yo, mucho más sencilla, mucho más buena.
Hoy mi prima la que me hacía
prometer que jamás iba a contarle a nadie que fumaba, ahora crecida, con dos
hijas, llega a mi casa llorando mientras mi madre ya no está, viene en su
motocicleta, está enojada con el mundo, está enojada con la miseria, pasó a una
casa de inquilinato que pertenece a mi abuela y vio en un baño a un niño
enfermo y amarillo temblando junto al váter, cubierto de vomito y con unos
enormes ojos de haber llorado toda la vida, temblando por una posible
enfermedad de quien sabe que, su niñera Doña Niñera una mujer golpeada por su
marido a quien mi madre a redimido en muchas ocasiones y a quien ayudo después
de que su cónyuge le aventara tan fuerte el amor en la cabeza que le hiciera
sangrar los oídos, ha dejado al niño en el baño pudriéndose mientras habla con
las vecinas sobre algunas cosas seguro muy importantes para una mujer que no
tiene en la vida más que un vecindario y tal vez dos o tres sueños para unos
hijos por los que da la vida, quizá más, porque la gente es ambiciosa, quizá
más… Cuando mi prima llegó el niño lloraba en el baño y otros 10 niños a los
que Doña Niñera cuida en una habitación
de 4 x 5 estaban corriendo por todos los pisos y gritando, mi prima
grita a Doña Niñera, la niñera no está interesada en nada, mi prima la grita de
nuevo y Doña Niñera viene enojada y agarra al niño fuerte por el brazo y lo
saca arrastrando del baño, mi prima grita a la niñera y la insulta, Doña Niñera
sube las escaleras y mete al niño en el otro baño, mi prima sale encolerizada
de la casa mueve su moto una calle entra a mi casa enojada, deja el casco en la
mesa, me mira tan duro que casi me duele y le dice a mi abuela, que esta
sentadita en una silla casi a medio dormirse esperando que alguien venga a
acompañarme mientras trabajo, que ella no puede más con eso, se pone a llorar
nos cuenta su pobre historia, llora mientras piensa en sus hijas y se las
imagina medio desnudas y enfermas llorando en un baño mientras la orina les
escurre por las piernas y tienen fiebre, se las imagina siendo golpeadas por
una desconocida, piensa en sus hijas profanadas, en sus infancias cortadas para
siempre por la oscuridad de una casa de inquilinato donde los vecinos gritan
mucho los niños almuerzan en el suelo
del pasillo y pintan sus dibujos infantiles sentados en la escalera de la
comunidad, llora y le dice a mi abuela que eso es pecado, que eso no puede
seguir así, que esos niños están en condiciones infrahumanas bla bla bla, mi
abuela no dice nada, sonríe a veces y se tapa la cara, no es una sonrisa de
maldad sino de incomprensión, mi prima se va
enojada y dice que no va a volver a esa casa nunca más, y que no quiere
vernos. Se va en su motocicleta llorando. Lo cierto es que está un poco
sentimental porque fue ella quien hace unas horas supo de la muerte de su
primito de 14 años, que se murió enloquecido por los espíritus de la ouija
según creen, que se murió loco y triste y le dio un ataque respiratorio en cuanto
lo mandaron a su casa porque no era posible diagnosticarlo aun, después de tres
meses de hospital y grititos detrás de las puertas y pequeños secretos en
blanco y negro que corren por las calles y se meten a morirse en los hospitales
del estado. Ella se va, indignada, cansada, no es justo, no es humano bla bla
bla. Cuando sale, mi abuela me dice que no entiende porque mi prima se ha
enojado, - Los niños sufren mucho, algunos hasta se mueren debajo de sus camas
en las casas de inquilinato.- dice mi abuela, ella alimento a cuatro niños
pobres que dormían en el suelo y se quedaban solos todo el día en su choza mal
hecha porque su madre tenía que salir a trabajar, mi abuela calentaba los
frijoles dulces que la madre les dejaba en una olla sucia y hacia que comieran,
me habla de los frijoles dulces, dice que los tengo que probar, que son
magníficos, -deben serlo- le digo, pueden ser una delicia culinaria pienso, mi
abuela hospedaba en su casa un número significativo de familiares durante
meses, y les daba comida y bebida, mi abuela ponían en alquiler cuartos para
señoras con más de cinco hijos que trabajaban todo el día, mi abuela peleaba
porque dejaban niños encerrados, mi abuela no era una activista, no era una
feminista, ella conocía su lugar, no de sumisa si no de humana, gente, mi
abuela dio posada durante semanas a una niña enferma a la que le hedían las
piernas y no podía caminar, en alguna reunión familiar, la niña de las piernas
enfermas ya crecida agarro a mi abuela y la abrazo tan fuerte que ella creyó
que moriría de una asfixia esotérica, mi abuela no la reconoció, no sabía quién
era, era una mujer alta que la abrazaba y le decía mamá chavita, mi abuela tuvo
que preguntarle quien era y entonces ella respondió que era la niña María, la
que tenía mal las piernitas dijo y agradeció por todos los cuidados de la
infancia, a mi abuela le pareció bien y luego siguió ayudando en la cocina sin
darle mayor importancia a los elogios que le pusieron encima, -A mi también me
ha tocado sufrir mucho por la gente que sufre- dice mi abuelita –No sé porque
su prima se queja si ella nunca ha visto
a los niños que sufren de verdad, en la casa por lo menos los niños
tienen comida y alguien que los está vigilando, porque iba a escandalizarse uno
porque los niños se sientan en el piso a dibujar o a almorzar, cuando los niños
que de verdad sufren están todos los días solos en su casa y son violados por
los vecinos, a mi me parece que están mejor
ahí con Doña Niñera- le digo que sí
es cierto abuela, los niños sufren mucho.

Comentarios
Publicar un comentario