domingo, 31 de julio de 2011

Los Nadaistas - Gonzalo Arango

Los Nadaístas

Los Nadaístas invadieron la ciudad como una peste:
de los bares saxofónicos al silencio de los libros
de los estadios olímpicos a los profilácticos
de las soledades al ruido dorado de las muchedumbres
                     de sur a norte
al encenderse de rosa el día
hasta el advenimiento de los neones
y más tarde la consumación de los carbones nocturnos
                     hasta la bilis del alba.
Va solo hacia ninguna parte
porque no hay sitio para él en el mundo
                     no está triste por eso
                     le gusta vivir porque es tonto estar muerto
                     o no haber nacido.
Es un nadaísta porque no puede ser otra cosa
está marcado por el dolor de esta pregunta
                     que sale de su boca como un vómito tibio
                     de color malva y emocionante pureza:
                     “¿Por qué hay cosas y no más bien Nada?”
Este signo de interrogación lo distingue
de otras verdades y de otros seres.
El es él como una ola es una ola
lleva encima su color que lo define revolucionario
como es propia la liquidez del agua
                     del hombre ser mortal
                     del viento ser errante
                     del gusano arrastrarse a su agujero
de la noche ser oscura como un pensamiento
                     sin porvenir
Ha teñido su camisa de revolución
en los resplandores de los incendios
en el asesinato de la belleza
en el suicidio eléctrico del pensamiento
en las violaciones de las vírgenes
o simplemente en el barrio pobre de los tintoreros.
Lleva su camisa roja como un honor
como un cielo lleva su estrella
como un semáforo produce su luz intermitente
                     de catástrofe
como una envoltura de “pall-mall”
perfumando su pecho de adolescente.
El Nadaísta es joven y resplandece de soledad
                     es un eclipse bajo los neones pálidos
                     y los alambres del telégrafo
                     es, en el estruendo de la ciudad
                     y entre sus rascacielos,
                     el asombro de una flor teñida de púrpura
                     en los desechos de la locura.
Tiene el peligro de los labios rojos y los polvorines
mira los objetivos con ojos tristes de aniversario
                     es el terror de los retóricos
                     y los fabricantes de moral
es sensitivo como un gonococo esquizofrénico
inteligente como un tratado de magia negra
ruidoso como una carambola a las dos de la mañana
amotinado como un olor de alcantarillo
                     frívolo como un cumpleaños
es un monje sibarita que camina sin temblor
                     a su condenación eterna
                     sobre zapatos de gamuza.
Sufre el vértigo de los sacudimientos
                     electrónicos del jazz
                     y las velocidades a contra-reloj
corazón de rayo de voltio que estalla
                     en el parabrisas de un Volkswagen
                     deseando la mujer de tu prójimo.
                     Se aburre mortalmente pero existe.
No se suicida porque ama furiosamente fornicar
jugar billar-pool en las noches inagotables
                     brindar ron en honor a su existencia
estirarse en los prados bajo las lunas metálicas
                     no pensar
                          no cansarse
                                no morirse de felicidad
                                      ni de aburrimiento.
Es espléndido como una estrella muerta
      que gira con radar en los vagos cielos vacíos.
          No es nada pero es un Nadaísta
              ¡Y está salvado!

viernes, 29 de julio de 2011

De la inocencia y otros demonios.




"Odio a los muchachitos que juegan fútbol en las calles, y que con crueldades y su balón mal inflado tratan de olvidar que tienen que luchar con todas sus fuerzas para defender su inocencia."  Andres caicedo.

sábado, 23 de julio de 2011

La alteración del orden

Me altero, y pierdo el equilibrio e intento comprender  como es esto posible? Como es esto posible? Como es esta cosa terrible? Terrible? Indecible? Este impermisible orden de “e's”. Faltas inclementes, terminan en “s”, terminan.  Al final todo termina. Al final queda solo el final. Perder el aliento es sencillo,  ético, moralmente correcto, agradezco a nadie, supongo que él era nadie, pero nadie lo sabe a ciencia cierta.

Lo terrible de mantenerse en esta posición es la facilidad que se tiene para usar la torpeza inmobiliaria como arma letal, yo soy el objetivo. Acabar acribillado aquí sobre tu propia ironía mal comprendida. No es ironía, la verdad es mentira, no es ironía es miedo mal comprendido, miedo disfrazado de verdad mal dicha, miedo disfrazado de negación a favor de las acusaciones.

Me niego, me niego, y profeso tener dientes de leche para rescatar la poca inocencia que me queda aunque todavía reboso ingenuidad, y maldigo, contar los barcos de papel que cuelgan del techo no sirve, ser predecible da miedo. Es complicado aceptar que sabíamos lo que éramos, pero jamás íbamos a admitirlo a menos que se nos acribillara dulcemente. 

Terror molesto, amor invernadero, sonrisa, sonrisa sin recriminación de ningún tipo, tres diez cien mil.

Ellas son como yo, debe haber de seguro cientos de chicas tontas como yo si claro, Las Amarillas enfermas de tanto vodka, de tantas nalgas rasguñadas por pink tomates ebrios. Marcianas con cada vez más lápiz labial en la espalda. Incrédulas Harlems enamoradas de Gary gilmour’s asesinos. Las Magas de Cortázar bailando mientras creen ser tan ingenuas que apenas despiertan esa irracional ternura admitida por menos de diez mortales enfermos de inmaterialidad, no lo son, seguro creen serlo nada más, pero no lo son. Cientos de ciertas chicas de Efraím, las que despiertan cerebros y creen ser recuerdos eternos inadmisibles, insuperables, íntegros y desleales, ingenuos, genuinos, es complejo enterarse de que no se puede ser siquiera un recuerdo banal. Yonkis inmóviles entre la delicia, las putas de bukowski. judías enfermas de placer como las de Baudelaire, malditas hijas de las flores purpuras, malditos todos, maldita la severidad del alma, maldita, maldito intento de realidad, maldita tristeza inmaculada, malditas adulaciones en forma de insulto, maldito admitir mentiras, mentiras admitidas. Este escrito no es más que un comunicado instantáneo de mis mentiras admitidas, nada de lo que está en el es cierto, no hay más soñadoras, soy yo el cielo y el infierno de lo inexistente, y no quiero ser recuerdo, no, no quiero ser mujer de libros, personaje fantasioso y delicioso, impropio, que sufro de ingenuidad exacta lo acepto, esa es verdadera, llorar en las noches rotas es verdadera, soñar hasta reventar no es verdad, soñar, soñar no tanto despierta pero mantener la esperanza en la desesperanza que no abruma. Reflexionar y luego vomitar, gritar, gritar bajito en la soledad, y ser predecible es un arte, un arte mío nada más, ser predecible en cuando a lo impredecible en mí. Morir, morir debajo de un cuerpo acalorado, de unos pechos sudorosos, amar, amar pero sentir la necesidad de ser real, absoluta y tangible, de comer y dormir, y necesitar morder, claridad obscura, sueño indirecto, preocupación futura, ideales en declive.

Te beso, no me beses, yo te beso.

Superstición

viernes, 8 de julio de 2011

He vivido aquí,
Aquí mismo justo en el borde del círculo con cara de heptágono deficiente,
En este país de lenguas bifurcadas y sueños estallados por bombas.
Me levanto de madrugada y oigo a los perros danzar
Me levanto y me asomo al rincón del delirio
Despierto y me es imposible volver a la desesperación que no he abandonado
La desesperación, esa que no ha existido
Una desesperación que parecen dos que parecen mil multiplicadas con alegría por mis habitantes.
Invente un país de no existir ni caminar,
Un país de la soledad de uno y nada más
Una pequeña provincia de la falta de providencia.

He vivido aquí,
Bajo el amparo de las monjas con zapatos deportivos,
De las lenguas que rebuznan,
Aquí donde comienza a inquietarme el desalojo del alma que a la final es mi única propiedad.

jueves, 7 de julio de 2011

Si quisieras oír lo que me digo en la almohada
el rubor de tu rostro sería la recompensa
Son palabras tan íntimas como mi propia carne
que padece el dolor de tu implacable recuerdo

Te cuento ¿Sí? ¿No te vengarás un día? Me digo:
Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja
Y en tu sexo el milagro de una mano que baja
en el momento más inesperado y como por azar
lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado

No soy malvado Trato de enamorarte
Intento ser sincero con lo enfermo que estoy
y entrar en el maleficio de tu cuerpo
como un río que teme al mar pero siempre muere en él

Raúl Gómez Jattin (Cartagena, 1945-1997)

viernes, 1 de julio de 2011

-Caleidoscopio?

- No-

-Gafapasta?

-No, no quiero. Tengo ganas de hacer una pataleta, y meterme debajo de una mesa y que luego tú me muestres tus cucos para intentar sacarme-

-Hoy llore 38 minutos contabilizados en las escaleras de un centro comercial mientras me fumaba 8 lucky strike's con indicacion de impotencia sexual en la caja. Di 230 pasos contabilizados hasta una tienda azul (Iban a ser 228 pero di dos pasitos pequeñitos para emparejar la cifra), compre una paleta roja y camine 10 cuadras bajo un sol divino. Quiero mostrarte mis cuquitos de florecitas para que dejes de gritonear bajo la mesa y te vengas a jugar conmigo en el columpio.

-Cucos de florecitas, juguemos pero no llores-