sábado, 15 de febrero de 2014

Piensa en el futuro


“Murió en el asilo de ancianos de Villa Luro, con una maleta repleta de viejos libros y manuscritos inéditos por toda posesión.
Sus libros nunca se reeditaron. Sus inéditos probablemente fueron arrojados a la basura o al fuego por los celadores del asilo.”



Pensar en el futuro es remitirse a todas las historias terribles del pasado, preguntarse por qué razón el viejo niño que se escondía en la alacena de la cocina y lloraba cuando sus padres hacían en amor, hoy está escondido en una habitación pequeña con una lámpara mal encendida sin hacer el amor, y porque a este pobre niño le importaría estar dentro de un par de años en un hotel de Berlín sollozando escondido en el bar porque no ha hecho el amor.

Por qué la irreal navidad del 2000 dónde inclusive hubo pavo cubierto de una espesa salsa roja  que encantaba a la familia, no se parecerá nunca a otra navidad, y por qué tu ultima navidad no importo, y por qué dentro de 10 años las navidades tampoco importaran a pesar del lugar en el que estés, no importa si pasas la navidad en Orlando bailando la polka con el pato Donald y compartiendo tu queso con Mikey, no importa si  en medio de la nieve puedes jurar haber visto a San Nicolás tirándose un reno por los aires,  el color de la salsa que recubra tu pavo no será la misma y eso no podrá cambiarlo ni tu prometida con sus calzones amarillos de la suerte.

Por qué el viejo niño que pateaba piedras por la calle, ahora piensa en tener un hijo aun cuando los niños le desagradan de todas las maneras posibles, pero siente que en 15 años cuando él esté lejos y llame a una residencia normal en un barrio bien acomodado, es necesario que lo que salió de las entrañas de la mujer a la que amaba conteste sin que le importe esa conversación estúpida y mienta sobre sus intereses y sus notas escolares. Lo único que puedes asegurar es por supuesto el asco que producirás en la boca del estomago de tus descendientes, que siempre te acusaran de no haberlo hecho mejor. Todo porque el niño tonto, el joven tonto y el viejo tonto jamás dejaron de ser egoístas.

Pensar en el futuro es pensar; por qué el infante idiota pudo construir una nave espacial que incluía barra de comidas y spa, pero el idiota de hoy ni siquiera puede armar su propio mueble para televisor, y el idiota del futuro tiene la esperanza de poder pagar alguna vez por un estante de biblioteca hecho en caoba que contendrá lo que él entenderá como su posesión más valiosa pero que a la postre pueden ser solo más de trescientos ochenta y cuatro libros que tardo varios años en leer (básicamente mucho dinero de vacaciones perdido, y muy poca playa), y que a pesar de todo el alarde que se haga, pensar en el futuro es tener claro que, el infante idiota presentía, el idiota actual ignora, y el futuro idiota sabe que no puede recordar el primer poema que arrastro esos trescientos ochenta y cuatro títulos a su biblioteca de caoba, y ni siquiera sabrá si ese poema esta en alguno de esos libros.

Por qué el viejo niño que leía con devoción a Verne, se convirtió en un hombre que lee con devoción a Proust, y luego será quien lea con devoción a cualquier poeta africano de quien solo tenga un libro que habrá comprado  por casualidad en una librería de segunda mano que no había visto nunca en su vida.

Por qué el viejo niño que quería más y no sabía como alcanzarlo, es el mismo hombre que desea más y no puede alcanzarlo, y será el mismo tipo de barba que necesitaba más y no lo alcanzo. Por qué a nadie le interesara lo que tardaste años escribiendo, porque el futuro es la suma de los pasos dados en reversa, la cara de las mujeres que tocaron tu espalda y la errada convicción al pensar que se conocía el lugar al que se iba, inclusive cuando de verdad sabias a donde ibas. Y tú creías que podrías ser el señor Dios todo poderoso, sin darte cuenta que el que verdaderamente llevaba las de ganar era el Maligno, el pobre Satanás, porque tenía una estrategia, porque para destruir a la humanidad no necesito las malditas armas biológicas del principio de los tiempos, y no institucionalizo el nazismo animal, ni invento la psicoterapia, porque para arruinar la conciencia de la mujer no utilizo treinta artículos Cosmopolitan, un cirujano de baja categoría, ni el sueño idílico del divorcio de Adán, porque para engañarla uso una manzana y para arrastrar a Adán uso una mujer.


Piensa en ello, piensa en el futuro, que es igual a no saber lo que piensas.