Piensa en el futuro
“Murió en el asilo de ancianos de Villa Luro, con una maleta repleta de viejos libros y manuscritos inéditos por toda posesión.
Sus libros nunca se
reeditaron. Sus inéditos probablemente fueron arrojados a la basura o al fuego
por los celadores del asilo.”
Pensar en el futuro es
remitirse a todas las historias terribles del pasado, preguntarse por qué razón
el viejo niño que se escondía en la alacena de la cocina y lloraba cuando sus
padres hacían en amor, hoy está escondido en una habitación pequeña con una
lámpara mal encendida sin hacer el amor, y porque a este pobre niño le
importaría estar dentro de un par de años en un hotel de Berlín sollozando
escondido en el bar porque no ha hecho el amor.
Por qué la irreal
navidad del 2000 dónde inclusive hubo pavo cubierto de una espesa salsa roja
que encantaba a la familia, no se parecerá nunca a otra navidad, y por qué
tu ultima navidad no importo, y por qué dentro de 10 años las navidades tampoco
importaran a pesar del lugar en el que estés, no importa si pasas la navidad en
Orlando bailando la polka con el pato Donald y compartiendo tu queso con Mikey,
no importa si en medio de la nieve puedes
jurar haber visto a San Nicolás tirándose un reno por los aires, el color de la salsa que recubra tu pavo no será
la misma y eso no podrá cambiarlo ni tu prometida con sus calzones amarillos de
la suerte.
Por qué el viejo niño
que pateaba piedras por la calle, ahora piensa en tener un hijo aun cuando los
niños le desagradan de todas las maneras posibles, pero siente que en 15 años
cuando él esté lejos y llame a una residencia normal en un barrio bien
acomodado, es necesario que lo que salió de las entrañas de la mujer a la que
amaba conteste sin que le importe esa conversación estúpida y mienta sobre sus
intereses y sus notas escolares. Lo único que puedes asegurar es por
supuesto el asco que producirás en la boca del estomago de tus descendientes,
que siempre te acusaran de no haberlo hecho mejor. Todo porque el niño tonto,
el joven tonto y el viejo tonto jamás dejaron de ser egoístas.
Pensar en el futuro es
pensar; por qué el infante idiota pudo construir una nave espacial que incluía
barra de comidas y spa, pero el idiota de hoy ni siquiera puede armar su propio
mueble para televisor, y el idiota del futuro tiene la esperanza de poder pagar
alguna vez por un estante de biblioteca hecho en caoba que contendrá lo que él
entenderá como su posesión más valiosa pero que a la postre pueden ser solo más
de trescientos ochenta y cuatro libros que tardo varios años en leer (básicamente
mucho dinero de vacaciones perdido, y muy poca playa), y que a pesar de todo el
alarde que se haga, pensar en el futuro es tener claro que, el infante idiota presentía,
el idiota actual ignora, y el futuro idiota sabe que no puede recordar el
primer poema que arrastro esos trescientos ochenta y cuatro títulos a su
biblioteca de caoba, y ni siquiera sabrá si ese poema esta en alguno de esos
libros.
Por qué el viejo niño
que leía con devoción a Verne, se convirtió en un hombre que lee con devoción a
Proust, y luego será quien lea con devoción a cualquier poeta africano de quien
solo tenga un libro que habrá comprado por casualidad en una librería de segunda mano
que no había visto nunca en su vida.
Por qué el viejo niño
que quería más y no sabía como alcanzarlo, es el mismo hombre que desea más y no
puede alcanzarlo, y será el mismo tipo de barba que necesitaba más y no lo
alcanzo. Por qué a nadie le interesara lo que tardaste años escribiendo, porque
el futuro es la suma de los pasos dados en reversa, la cara de las mujeres que
tocaron tu espalda y la errada convicción al pensar que se conocía el lugar al
que se iba, inclusive cuando de verdad sabias a donde ibas. Y tú creías que podrías
ser el señor Dios todo poderoso, sin darte cuenta que el que verdaderamente
llevaba las de ganar era el Maligno, el pobre Satanás, porque tenía una estrategia,
porque para destruir a la humanidad no necesito las malditas armas biológicas
del principio de los tiempos, y no institucionalizo el nazismo animal, ni
invento la psicoterapia, porque para arruinar la conciencia de la mujer no
utilizo treinta artículos Cosmopolitan, un cirujano de baja categoría, ni el
sueño idílico del divorcio de Adán, porque para engañarla uso una manzana y
para arrastrar a Adán uso una mujer.
Piensa en ello, piensa
en el futuro, que es igual a no saber lo que piensas.
Es una mierda que te hayas quedado con mi libro. De seguro luce como un bonito pisapapeles. :)
ResponderEliminarNo tengo intención de quedármelo, hazme saber cuando te lo regreso.
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