sábado, 18 de agosto de 2018

Arbitraria - Leila Guerriero




¿Claves para escribir? Reacia a dar consejos, la autora hace una excepción y se arriesga a soltar esta caprichosa lista

No tienen por qué saberlo: soy periodista y, a veces, otros periodistas me llaman para conversar. Y , a veces, me preguntan si podría dar algún consejo para colegas que recién empiezan. Y yo, cada vez, me siento tentada de citar la primera frase de un relato de la escritora estadounidense Lorrie Moore, llamado “Cómo convertirse en escritora”, incluido en su libro Autoayuda: “Primero, trata de ser algo, cualquier cosa pero otra cosa. Estrella de cine/astronauta. Estrella de cine/misionera. Estrella de cine/maestra jardinera.

Presidente del mundo. Es mejor si fracasas cuando eres joven –digamos, a los catorce–”. Pero no lo hago porque no es eso lo que verdaderamente pienso y porque, en el fondo, dar consejos es oficio de soberbios. Entonces, cuando me preguntan, digo no, ninguno, nada.

Pero hoy  es abril y  ha sido  un buen día. Hice una entrevista  con una mujer a quien voy  a volver a ver en dos semanas y varios llamados telefónicos que dieron buenos resultados. Compré frutas, conseguí un estupendo curry en polvo. Hay  nardos en los floreros de la  cocina. Corrí al atardecer. Me siento leve, un poco feroz, arbitraria. De modo que si hoy me preguntaran, les diría: corran. Les diría: sientan los huesos mientras corren como sentirán después las catástrofes ajenas: sin acusar el golpe. Aguanten, les diría. Pasen por las historias sin hacerles daño (sin hacerse daño). Sean suaves como un ala, igual de peligrosos. Y respeten: recuerden que trabajan con vidas humanas. Respeten.

Escuchen a Pearl Jam, a Bach, a Calexico. Canten a gritos canciones que no cantarían en público: Shakira, Julieta Venegas, Raphael. Vayan a las iglesias en las que se casan otros, sumérjanse en avemarías que no  les interesan: expóngase a chorros de emoción ajena.

Sean invisibles: escuchen lo que la gente tiene para decir. Y no interrumpan. Frente a una taza de té o un vaso de agua, sientan la incomodidad atragantada del silencio. Y respeten.

Sean curiosos: miren donde nadie mira, hurguen donde nadie ve. No permitan que la miseria del mundo les llene el corazón de ñoñería y de piedad.

Sepan cómo limpiar su propia mugre, hacer un hoyo en la tierra, trabajar con las manos, construir alguna cosa. Sean simples pero no se pretendan inocentes. Conserven un lugar al que puedan llamar “casa”.

Tengan paciencia porque todo está ahí: solo necesitan la complicidad del tiempo. Aprendan a no estar cansados, a no perder la fe, a soportar el agobio de los largos días en los que no sucede nada.

Maten alguna cosa viva: sean responsables de la muerte. Viajen. Vean películas de Werner Herzog. Quieran ser Werner Herzog. Sepan que no lo serán nunca.

Pierdan algo que les importe. Ejercítense en el arte de perder. Sepan quién es Elizabeth Bishop. Equivóquense. Sean tozudos. Créanse geniales. Después aprendan.

Tengan una enfermedad. Repónganse. Sobrevivan.

Quédense hasta el final en los velorios. Tomen una foto del muerto. Tengan memoria, conserven los objetos.

Resístanse al deseo de olvidar.

Cuando pregunten, cuando entrevisten, cuando escriban: prodíguense. Después, desaparezcan.
Acepten trabajos que estén seguros de no poder hacer, y háganlos bien. Escriban sobre lo que les interesa, escriban sobre lo que ignoran, escriban sobre lo que jamás escribirían. No se quejen.
Contemplen la música de las estrellas y de los carteles de neón.

Conozcan esta línea de Marosa di Giorgio, uruguaya: “Los jazmines eran grandes y brillantes como hechos con huevos y con lágrimas”.

Vivan en una ciudad enorme. No se lastimen.

Tengan algo para decir. 
Tengan algo para decir.
Tengan algo para decir.



Tomado de: Revista El Malpensante (18/02/13)

jueves, 16 de agosto de 2018

EN EL MINUTO TREINTA Y SEIS DE ESTA ETAPA VAMOS A DEJAR CLARAS ALGUNAS VERDADES QUE NO TIENEN MAYOR IMPORTANCIA - Sico Pérez


Henri Cartier-Bresson


Comer carne contribuye más al cambio climático que esnifar cocaína.
Dios está en tu corazón, esa es la única verdad del cristianismo.
La ropa que compras es confeccionada por niñas esclavizadas en Bangladesh.
El amor es un anagrama, es un palíndromo y es la cosa más bonita que puedes experimentar cuando es verdadero.
La conquista de América fue en realidad un genocidio, aquellos hombres y mujeres que murieron apilados en aquellas selvas no eran salvajes. Lo salvaje es el monocultivo de palma.
Nos gobiernan con el miedo y con un exceso de estímulos e información. Desconéctate.
En este punto de la ecuación ya ni siquiera se puede hablar de consumo responsable. Somos fábricas de basura ambulante.
El patriarcado no es un cuento chino inventado por gordas feas malfolladas. El capitalismo no es El Fin de la Historia.
La masturbación es necesaria y ecológica.
Fortalecer la empatía hace que el mundo en el que vivimos sea más vivible. Es sencillo, ponte por un minuto en los zapatos de los demás. Es un ejercicio rápido, no te cobran por eso y es probable que te enriquezcas con otras perspectivas. Comerás panorama.
Las inyecciones de Eritropoyetina son comúnmente usadas por ciclistas para doparse. Me he chutado Eritropoyetina.
La Eritropoyetina es la poesía sanguínea, el ballet de la estimulación y el aguante. La Eritropoyetina es la sinfonía de seis mil niños en una maquila de Bangladesh, el grito de todas las lunas amarillas perdidas, un banco de corales en el sueño de un monje budista, una obra de teatro en un socavón para sacar carbón en un pueblo andino, las estadísticas estatales que muestran los muertos de las guerras de cárteles.
Eritropoyetina es el título del libro con el que Raúl Zurita ganó el premio nacional de poesía en Chile.
Estas no son verdades pero sí son afirmaciones importantes como que la pizza con piña no está tan mal.
Esto no es un poema porque, recalco, estas no son verdades y la poesía no es otra cosa que La Verdad. Lo Bello, Lo Sagrado, La Virtud.

Poesía, poesía eres tú.





miércoles, 15 de agosto de 2018

La Balada de los Relámpagos Inacabables - Jorge Pimentel



Lo que verdaderamente es notable en ti no lo será para otros
y si es sincera tu palabra complementa el panorama con tus versos,
muéstrate alegre y que tu finalidad prime en los cien cielos
que detrás de ti alguien aguarda con los brazos extendidos.
Y estrena aquellas cualidades que te broten espontáneamente
somételas a un riguroso entrenamiento, que se complementen
que vivan en ti porque ellas -las cualidades- te sacarán de mil y un apuros.
Y lo profundo lo encontrarás a tu costado por donde vayas solitario
serpenteando ciudades, amando, luchando
abrazado a tu piel.
Y déjate crecer el pelo, no permitas que nadie te estropee el día.
Y a veces uno no mide las consecuencias
y podrás verte envuelto en un sin número de problemas
los que tú sólo podrás resolver para lo cual te imploro
serenidad calma lucidez.
Y si hay algo digno en ti pon las manos en el fuego por lo que creas,
no te dejes llevar sin un ritmo, que siempre haya un ritmo, es lo básico.
Y pide la música, la música que hable del amor
la música atronadora que haga vibrar a la gente y verás como la alegría
de una mujer se delata en los ojos cuando el día brilla
y tú te sentirás poseído por esas cosas bellas.
Vive pues de acuerdo a lo que eres, no pretendas representar un rol negativo
cubriéndote los ojos con un paño negro.
Y por débil que sea la luz muestra tu poder asimilando
el castigo para luego explotar en furia avasallándolo todo.
Y crécete siempre al castigo porque tú puedes
tú podrás siempre en ésta época que necesita a los fuertes
en este mundo que requiere que tú seas fuerte
en nuestras mujeres que nos necesitan fuertes.
Emprende tus proyectos, dale conocimientos al que no sabe
entabla sucesivos diálogos con los hombres y concretiza a tu paso.
Las meras razones en nada cuentan si no tienes experiencias concretas.
Y si tratas de ocultar tu primer error y haces alharaca en tu primer amor
Y si por puro cinismo ofreces dádivas y no eres sincero de una autocrítica
a fondo
y muestras una que otra lágrima y eres puramente aceptado
no tardarás en acumular pruebas en tu contra y serás mal visto.
Y ojo que estoy diciendo la verdad; la suavidad la transparencia
no hacen mal a nadie pero si sacan de sus casillas a los monstruos del
siglo XX.
Nadie te dice que seas amanerado sino suave y transparente
porque del lado eterno del lado bello, una fuerza impulsora
comparable a cien volcanes en erupción nunca te dejará solo
así vayas donde vayas. Y aleja de ti todo pensamiento erróneo
y maledicente porque muchas veces será tu culpa y no la del otro.
Y quiero desilusionarte, nada encontrarás en el piso regado
tirado así que alza bien la vista porque todo lo que venga
de ti llevará un sello que abrirá fuego por los flancos
y sin perder el objetivo date tiempo para todo entre tarea y tarea
entre verso y verso.
Y sin perder el objetivo ten presente amigo
que no quepa la extrañeza de nuestro encuentro
porque en tu transcurso encontrarás lo hermoso
en personas que te amen que sean sinceras contigo
que te sepan apreciar.
Y permanece cerca de ellos como brasa de leños
y aléjate de los que se dicen originales
más convive con la verdad que sea tu camino de aquí para acá
y de ahora en adelante enciende todas las luces que emanen de ti
que tu genialidad prime y cuando escuches que la guerra está declarada
no temas convulsionarte adora las reverberaciones blanquísimas
acude presto a desnudar a tu amada bésala en mi nombre
y ámala con suavidad y con ternura en esa cama de palo
que ondea como una flor blanca en sus corazones.
Que la felicidad que uno vanamente ha esperado
comprenda que estos momentos que vivimos son benditos
luchando
amándonos
construyendo nuestro ser indestructible.



Ryan McGinley



jueves, 8 de febrero de 2018

Soy A Life Worth Living

la silla vacía, un método en el que el cliente tiene un diálogo con un aspecto de sí mismo o con un ser querido que imaginariamente está en la silla.

  
Soy A Life Worth Living, 
la UK trabajadora retratada por Nick Hedges,
blanco y negro,
la mirada pueril y esa brillante expresión,
mi cara sucia y pegajosa pegada a
los helados hilos del alambre de mi catre,
mi blusa de espalda abierta,
siempre vestida de negro.
Soy Pain de Boy Harsher,
el cover de Here comes the rain again que hace Human Tetris,
una cinta en blanco y negro,
una gargantilla de cuero en el largo cuello blanco
de una persona que lleva el cabello corto,
el video de una canción de Manicure.
El sonido que se repite,
cierro los ojos y pienso que estoy sola
en medio de un lago congelado
porque esa es la vida que merezco,
soy como el hielo que cruje
dramática y lisa
problemática
molesta pero interesante.
Tengo cosas para decir a las siguientes personas:

Jamás dejes que la pobre excusa
que suelo usar sobre “lo terrible que me haces sentir”
te ofenda, ni te duela,
tuviste razón al irte el otro día mientras yo lloraba
mi enemigo no eres tú, sino la debilidad real de mi carácter.

Estoy esperando que te canses de decirme:
A veces estás demasiado tiempo en silencio y eso es inquietante.

¿Por qué no volviste a escribirme si igual me habías invitado a salir?
primero lamenté haber dicho lo que dije sobre tu hija
mientras estábamos en el restaurante,
no haber leído tu paternidad coartada
y la separación de lo que amabas
como una herida real de tu vida,
pero de verdad me alegra haber pasado ese día contigo.

Luego de cuatro días solo pude decir la verdad cuando nos despedimos
y escribí desde el autobús en movimiento,
durante las siguientes 24 horas de mi vida, estuve llorando,
pensando en lo que significa amar y ser amado en toda clase de sentidos.

Todo lo que dije acerca de tu chica y el modo en el que te engañó
pero no debías sentirte culpable,
porque lo que hacemos cuando estamos con otros es confiar
así que de ningún modo merecías tanto autodesprecio,
lo dije en serio,
y también es cierto que los últimos cinco años tratando de convertirme
en una especie de terapeuta tuvieron algo que ver,
pero muy poco, créeme.

No te saqué de mi vida por el incidente en tu casa, sino
por los incidentes de los últimos seis o siete años, cada vez que nos vimos
y yo trate de que nos manejáramos desde la amabilidad
y la competencia y el cariño,
pero siempre tuviste demasiado que decir,
porque tenías miedo y de algún modo nunca estuviste relajado
pero ojalá hubieras trabajado un poco más en ti mismo durante los últimos años.

Lamento tanto que ella te hubiera decepcionado,
y esa vez que hablamos sobre tu padre y lloraste leyendo la carta,
ojalá hubiera podido sostenerte mejor,
pero siempre comprendo.

Después de conocerme
te habrás dado cuenta que
mi vida
como una fiesta,
es pequeña,
y modesta,
solo hay tabaco y antiséptico,
puedes tomarla o dejarla,
al final
como una enorme montaña en la noche
no soy nada.



Nick Hedges