Acabo de leer un artículo en
internet, se llama “No te enamores de una chica que escriba”, olvidaron poner “mal”
al final “una chica que escriba mal” o que escriba
con los sobacos, pero en todo caso no conozco muchas chicas que escriban quien
sabe, dice que esas chicas te llenaran de felicidad, no lo sé, dice que harán
que las historias aburridas parezcan magnificentes no lo sé y que te avergonzarán
con su imprudencia. Es básicamente una de las cosas más absurdas que haya leído en días, cinco
minutos de mi vida que ya no regresaran, tiempo que ha pasado, cosas que se han
ido. Pienso que aquello es por supuesto ¡mentira!, ¿quién iba a querer salir con una muchacha que escribe?, Herta
Müller despierta cada mañana y piensa en su guerra, los sapos de los estanques
revuelcan su pobre estomago de nobel y
sus libros aparecen por montones (o tal vez no), sobre cientos de mesas y
bibliotecas, y ella es una mujer que escribe, y sus mañanas solitarias dan fe
de ello, y su ex esposo Mr. Wagner sabrá decir el tipo de pesadillas que su
pobre mente sostenía todas las noches imaginando a su mujer sentada en su
escritorio escribiendo un cuento magnifico, escribiendo sobre la rana de
tierra, él mismo viendo a su rana de tierra peinándose, no quiero pensar que la
aflicción matará cualquier indicio del amor, pero sé que una mujer que escribe
y lo hace bien, acaba probablemente sola, escribiendo Un Ensayo Narrativo en 29 Tangos. Salir con una mujer que escribe implicaría que una infidelidad aunque
fuera falsa apareciera en un poema sin igual, hiciera famosa a tu mujer, que tu condescendencia forzada y tu soberanía
innata la maten y ella como confirmación única de su testamento parafernalico
te hiciera una novela magnifica de la que no podrás zafarte jamás. No sé si las
notas que Sor Juana dejaría en algunas servilletas les parecieran graciosas y
ocurrentes a las otras monjas, o a sus amantes imaginarios con quienes luchaba
bruscamente, mientras la gracia removía las uñas de sus pies, no sé si ahora
una muchacha que escriba mantendría la fe de un hombre que la siguiera.

Las mujeres buenas ganarán el
cielo, las mujeres dulces ganarán el cielo, las mujeres blandas ganarán el
cielo y la mayoría de las mujeres duras también, algunas escritoras ganarán el
cielo e incluso en un acto de valentía y soberbia todas las estudiantes de
arquitectura ganarán el cielo, y ¿qué tiene
que ver todo esto conmigo? al final de cuentas nada, he conocido mujeres
magnificas que llenarían de alegría cualquier vida, lindas mujeres que se
levantan por las mañanas y cocinan, es claro que no solo las mujeres que
escriben son encantadoras, no, Silvina
Ocampo levanta los brazos y se rinde, Bioy Casares no llega a su casa, le
importa un carajo que Silvina sea escritora, necesita una Marina Abramovic que
teja sacos de lana para el invierno, nadie lo sabe. Las mujeres que escriben lo
saben, pero es difícil abandonar los libros, es difícil dejar de ir a las
bibliotecas, es difícil no mirar, es difícil no salir, es difícil no morir, es
difícil. Y ellas saben que el amor no radica en ningún oficio y que hay una
infinitud de miradas que se hacen aunque nadie vaya a verlas nunca, jamás. La
afinidad no depende en absoluto del oficio, las camareras de ojos azules también
mueren solas, las estudiantes de derecho también son traicionadas, las muchachas
que no leen sino el menú del restaurante también piensan que debe haber otra
cosa, aunque su imaginación fuera incapaz de saber lo que es, la importancia
que tiene.
El último párrafo de ese artículo
decía que si una chica que escribía retaba tu mente y eso te parecía demasiado
había que huir de ella, en ese
momento me di cuenta que no se trato
nunca de las chicas que escribían, al final de cuentas no se trataba de las
chicas que son dulces, después de todo y la mala redacción y las frases que
contrariaban un párrafo con el otro note que el articulo no se trataba de los
poemas y la manía de escribir, ni siquiera tenía que ver con las mujeres, con ninguna de ellas. Después
de todo el articulo se trataba apenas de los hombres que las perseguían.
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