Haikus Nuevos – Luis Cruz Villalobos
Una
flor en medio de la urbe, frágil y viva. El gorrión mira el sol de reojo y
parte. Funerales: flores y más flores ocultan la muerte. Santiago, bajo su nube
parada, palpita. Una paloma sobre el alero de mi vida. ¡Cantan! Los colibríes también
cantan. Queltehues anuncian las lluvias que se van. Es moda, por estos años,
morir. Amigos, dónde se fueron tan lejos. Amada mía, la belleza se ha
concentrado en tu vida. Los sepultureros se fuman unos cigarros a la espera. La
vida es un collar con cuentas de segundos. Polifonía de queltehues que llaman
al sol. La vida dura exactamente 500 milisegundos. La muerte dura exactamente
499 milisegundos. La eternidad dura exactamente 500 milisegundos. El rencor, la
vergüenza y la culpa son a veces eternos. El miedo, la rabia y la tristeza
suelen sedimentar. La felicidad dura exactamente 500 milisegundos. La felicidad
puede repetirse una vez tras otra. El sufrimiento dura exactamente 500
milisegundos. El sufrimiento puede repetirse una vez tras otra. El amor no dura
exactamente 500 milisegundos. El amor, simple y llanamente, es.
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