miércoles, 2 de julio de 2014

Haikus Nuevos – Luis Cruz Villalobos




Una flor en medio de la urbe, frágil y viva. El gorrión mira el sol de reojo y parte. Funerales: flores y más flores ocultan la muerte. Santiago, bajo su nube parada, palpita. Una paloma sobre el alero de mi vida. ¡Cantan! Los colibríes también cantan. Queltehues anuncian las lluvias que se van. Es moda, por estos años, morir. Amigos, dónde se fueron tan lejos. Amada mía, la belleza se ha concentrado en tu vida. Los sepultureros se fuman unos cigarros a la espera. La vida es un collar con cuentas de segundos. Polifonía de queltehues que llaman al sol. La vida dura exactamente 500 milisegundos. La muerte dura exactamente 499 milisegundos. La eternidad dura exactamente 500 milisegundos. El rencor, la vergüenza y la culpa son a veces eternos. El miedo, la rabia y la tristeza suelen sedimentar. La felicidad dura exactamente 500 milisegundos. La felicidad puede repetirse una vez tras otra. El sufrimiento dura exactamente 500 milisegundos. El sufrimiento puede repetirse una vez tras otra. El amor no dura exactamente 500 milisegundos. El amor, simple y llanamente, es.




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