viernes, 20 de junio de 2014

No quisiera que vinieras por mí



Omito mi vida,
Aplazo largamente
el pequeño compromiso secreto.

Estoy en una cornisa sudorosa
en cuclillas
esperando lentamente que sea mi turno,
que abran la ventana.
La caída morirá justo donde
el sueño idílico de la esperanza
desaparece,
No quisiera que vinieras por mí.

La magia de los hoteles muere,
la continuidad del cuerpo famélico sobre la bañera
el cuarto, el numero junto a la puerta,
el viento, el cuerpo,
lo no potente,
lo inútil,
mis piernas en el espejo,
mis piernas en el espejo.

Quisiera tomar tu mano y poder soltarla,
tener tu mano,
llorar sobre ella y que el pequeño
charco de la desesperación
no te hiera,
que la promesa que hago
no te lastime al soltarse.

El tiempo no es una unidad de medida
y esto no es un poema,
esto es un lugar
dónde nadie quisiera estar.
Una puerta cerrada.

Voy a morir,
no quisiera que vinieras por mí.






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