Una pelea de gallos invisibles.
Entro sola en la sala de cine,
cinco cabezas flotan sobre las sillas
-camino por la avenida
cualquier paisaje puede ser este
excepto el desierto,
el desierto no puede ser una canción-
las cabezas se asoman,
-ven a verme-
la ciudad bajo el silencio
del toque de queda.
del toque de queda.
Europa, Roma, Brasil
La casa del Papa, mi bañera,
la boca de una mujer que me mira,
un mendigo retando a mi mejor amigo
a matarse en una pelea con cuchillos
de madrugada,
y el dibujo de ocho mexicanos
viendo una pelea de gallos invisibles.
Los pies recorren el continente,
Aracruz planta eucaliptos como rascacielos
y sus raíces del otro lado del mundo
hacen cosquillas
en los pies a los filántropos
desnudos,
¿qué cosa puede ser un hombre desnudo
salvo una enorme ridiculez?
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