En el principio
Ese
día
el
tiempo era el viento en los tobillos.
Las
luces apagaban todos los incendios
y
creíamos que Dios desde el cielo
estallaba
la pólvora de colores,
Su
secreta lluvia de fuego
Chamuscándonos
el pelo.
Todos
hemos sido víctimas de su fallecimiento,
tres
días seguidos de lluvia,
mi
vecina hace el amor y yo la oigo con atención,
la
huella de su orgasmo se abre paso sobre la piedra
Lejos
de este espacio todo lo que queda
Es
el frío,
Los
polos que se invierten
La
boca que besa sola,
La
herida que nunca se cura.
Tuve
días fáciles, mañanas donde mis muertos
seguían
cayendo eternamente en
Una
fosa común
El
cáncer comía sus estómagos y sus gargantas,
Los
nudos se apretaban
Uno
tras otro, todos, en una revuelta de la paz y el silencio.
He
tenido tardes más felices
en
las que los perros ladran
Y
las ratas se ahogan
En
el Ganges.
Ahora,
Besemos
todas nuestras renuncias.
Todavía
recuerdo mi nacimiento,
Aquel
día mi padre metió
Una
libélula azul en una caja transparente,
Entonces
el tiempo era la libélula muriéndose,
Nosotros
esperando,
La
tierra cayendo en nuestro cajón,
Mi
vecina teniendo un orgasmo,
sí
el
tiempo
era
mi herida sanando
después
de años de libélulas muertas.
Comentarios
Publicar un comentario