miércoles, 18 de febrero de 2015

Inactividad cerebral

Meghan Howland



Voy a usar mi cuerpo,
pero cuando lo haga no podré pensar,
no podré pensar en él, no podré pensar en nada,
deberé anular mi inteligencia súbita,
voy a tener que balancearme sobre mis brazos
mientras me gritan,
y yo no pienso nada,
yo no creo en nada.

Cuando use mi cuerpo,
no puedo poner mi alarma despertadora a las 4:00 am
no puedo estar durante una hora tratando de convencerme
de que salir de la cama tiene algún sentido practico,
tópico, real, sistemáticamente correcto,
simétricamente proporcional,
como si midiera mi vida deforme del mismo modo
con el que mido la cara de la gente que no amo.

Me voy a mover sin pensar
en esa lista de 40 psicofarmacos, seguidos
de una montaña microscópica de
neurotransmisores inhibidos.

Correrá cada mañana, jugara basquet
se cansara pero él no podrá saberlo,
estará como inyectado de morfina
suspendido de toda conexión emocional.

Voy a tener un cuadro pintado con un cuerpo,
pero el cuadro como se apreciara luego
no estará hecho de nada, sino
del espacio vacío que deja el movimiento de ese cuerpo,
que es lo único que voy a tener desde hoy y para siempre.

Voy a usar mi cuerpo y
lo dejare recostado en el ultimo puesto de un autobús,
lo voy a llevar a un puerto muy lejos de aquí
y lo callare, lo dejare allí abandonado
y él sabrá lo que tiene que hacer,
él sabrá que necesita callarse,
él va a entender que lo único que quiero de él
ya lo he obtenido,
él se sentara solo de nuevo,
en esa tienda aburrida y larga,
y pedirá otra vez un Brownie
y hará la digestión de manera tibia y solitaria,
él no va a extrañar a nadie
porque un cuerpo carece de amistades profundas,
de ambiciones, de personalidad, de definiciones,
pero posee dimensión.





1 comentario: