domingo, 27 de noviembre de 2011

Caminata de Domingo


Un pajarito se revuelca.
También he tenido esa sensación
de saberme distinguidamente omnipotente,
mientras camino por la calle.

Una alondra grita y se desespera.
El milagro produce culpas,
es incomodo estar de mi lado,
para eso mis verdugos
que confían plenamente en mí, aunque sea para condenarme.

Canta un zorzal sin saber.
Han sido unos minutos breves,
Menos que eso,
Solo unos segundos en que por motivos que desconozco
he creído tener algo,
ser dueña de algo que me pertenece,
tenerlo, agarrarlo con las manos, la boca y el estomago
saberlo mío, ¡algo mío¡.

Mientras camino tengo algo que se parece a la conciencia,
debe ser la conciencia,
y la tengo agarrada por el cuello.

No es nada serio, 
es risible la idea, 
no es algo que merezca una lectura
de reconocimiento, audacia y critica,
no hay nada que descubrir tras el suceso
pero ha sido glorioso. 
A mi me resulto glorioso y esplendido
que por el gozo de la celebración
o mejor por el reconocimiento de lo que pasaba
se me halla ido, 
se me fue justo en el momento en el que la entendí.

Vida esplendida.

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