Empacados al vació
Un silencio de dos piernas abiertas,
ojala que allí dentro no repose ni un alma
que reposen mil mariposas
o no reposen, pero bailen y canten,
que no canten,
sueño para que vengan aquí unas mariposas volando de cielo
Entre alguna nube verde, una nube verde
Mariposas que griten fuerte, y despacito.
Se me atiesta el alma,
torbellino de piedras,
resuena un tambor,
allá en medio de la oscuridad tibia y el estomago calentito,
hay dos piernas que sudan y retiñen
un par de piernas que se separan,
se unen,
se entrelazan,
se
martillan,
se acometen.
Dos piernas mi amor,
Una es tuya y otra mía.
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